De fronteras, nacionalismos y afectos

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El jueves 31 de enero de 2013 senadores del Partido Colorado presentaron ante la Corte Electoral una denuncia contra el ministro Jorge Enrique Venegas en la cual afirman que no cumple con los requisitos constitucionales para ocupar el cargo de ministro por no tener la ciudadanía legal uruguaya.

Indudablemente en esta materia no hay mucho lugar a la interpretación, la ley es clara respecto a los requisitos establecidos para obtener la ciudadanía legal en Uruguay. En este sentido, si efectivamente Venegas no ha cumplido con el plazo requerido como ciudadano legal para ejercer cargos de elección popular, no está habilitado para desempeñar funciones como senador o ministro. Si es así, él y su corriente política se equivocaron al no cerciorarse de todos los vericuetos de la ley para evitar “espacios vacíos” frente a sus opositores, que al parecer no tienen muchas otras cosas mejores que hacer.

Obviamente, esto no debe absorber toda nuestra atención ni la posibilidad de hacer un análisis distinto a los que se han hecho hasta el momento, justamente porque este caso aporta muchos elementos más para analizar. Por ejemplo, sobre el origen vetusto de los criterios para “ser ciudadano” y su inspiración en los valores  que exaltan el nacionalismo, que promueven la jura de la bandera y el sentido patriótico al ritmo de los redoblantes y las marchas militares.También este tema nos permite reflexionar sobre la pertenencia de un sujeto desde un análisis que supere el convencionalismo social del derecho -claramente heteronormativo, patriarcal, eurocéntrico y que promueve la protección del Estado-nación-, sino desde la problematización sobre cuándo un sujeto nacido en un país determinado puede ser parte de otro sin tener que probar por todos los medios posibles que lo es.Venegas, por ejemplo, nacido en 1948, tenía 20 años la primera vez que vino a Uruguay. Cincuenta años vinculado a este país, más del doble del tiempo que vivió en Chile, ¿son suficientes para considerarlo uruguayo? Ante este escenario, por su propia historia de vida, desde mi punto de vista no era necesario que justificara** sus vínculos familiares, sus raíces mezcladas, y la inevitable interpelación al sentido de pertenencia que provoca el hecho de estar vinculado a territorios que caprichosamente tienen nombres distintos y que por azar, decisión propia, presión política, económica, o lo que sea, forman parte de la vida del migrante.

Y es ahí donde creo que vale la pena reflexionar y discutir.Comentarios como “tenemos un ministro trucho” desde sectores que se consideran progresistas, por ejemplo, sólo dejan expuesto el chovinismo agresivo que existe en un país que, paradójicamente, se ha construido con la historia de muchos migrantes. Ante la movilidad humana existente por el contexto que estamos viviendo, ¿cuál es la justificación para distinguir entre los derechos de los ciudadanos y los derechos que tienen los “extranjeros”? (Kymlicka, 2006), ¿cuál es la naturaleza de las restricciones para que una persona ejerza, entre otros, derechos políticos como votar y ser votado?  María Sara Ribero también es otra uruguaya cuyo origen argentino ha servido a la oposición y a la opinión pública para dar una muestra gratis de nacionalismo y xenofobia.

Ya expresó Hannah Arendt, en Los orígenes del totalitarismo, los riesgos de asimilar ideas sobre la pertenencia a una comunidad política como excluyente para ejercer plenamente los derechos humanos.Tenemos que desafiar las estructuras a través de las cuales “la ciudadanía se ha convertido, en ciertos aspectos, en el arquitecto de una de­­sigualdad social legitimada” (Marshall, 1950). Estamos muy lejos de lograrlo; sin embargo la insostenibilidad de un esquema basado en las fronteras para el respeto universal de los derechos fundamentales debería generar al menos de qué hablar en nuestra sociedad, sobre todo en los sectores que se dicen democráticos e inclusivos.

Confío en nosotros y nosotras mismas para poder construir el Uruguay igualitario que queremos.

*   Abogada, migrante y feminista.** El ministro Venegas expresó en una entrevista concedida a un canal de televisión: “Lo tengo que decir: soy ciudadano legal, además tengo familia. Y grito por la selección uruguaya y grito los goles de Suárez, que más le puedo decir”.

Publicado en Brecha

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